lunes, 19 de marzo de 2012

Muchas cabezas, un solo cerebro

Cuentan los antiguos griegos que la Hidra era un monstruo acuático de múltiples cabezas y pellejo de color amarillo que causaba estragos y sembraba de cadáveres la campiña helena junto al lago de Lerna, en el Peloponeso. Todos los héroes, humanos y semidioses que fueron enviados para acabar con la Hidra amarilla perecían en el intento, ya que unos morían por envenenamiento al respirar su aliento mortal y otros, que se las tenían de grandes espadachines, conseguían cortar alguna de sus cabezas, para ser devorados por el engendro, porque de cada cabeza cortada brotaban otras dos. Tuvo que ser Heracles, el Hércules romano, quien puso fin a la maldición. Pero no lo hizo sólo. Con la ayuda de su sobrino Yolao, Hércules descubrió que a pesar de tener el monstruo múltiples cabezas, sólo una de ellas era inmortal e indestructible, y en el resto, si uno de los cuellos decapitados era quemado al instante, la cabeza no volvía a brotar. Y así fue cómo Hércules derrotó a la Hidra amarilla. Se cubrió la boca y la nariz con una tela para evitar el aliento envenenado y cortó cabeza tras cabeza mientras su sobrino quemaba los cuellos, hasta decapitar a la última, la inmortal, que era donde verdaderamente residía la maldad y el auténtico cerebro del perverso monstruo amarillo. Al no poder destruirla, el héroe griego la enterró viva bajo una gran roca. Y allí sigue.


Con esta esforzada batalla, Hércules descubrió que la maña valía más que la fuerza, que la ira no vale de nada si no va acompañada de estratégica sabiduría, que la paciencia era obligada cuando las hazañas parecen irrealizables y que es mejor contar con ayudas insospechadas, que enfrentarse sólo a la adversidad. Y en lo sucesivo, siempre tuvo en cuenta que aunque no se podían desechar las apariencias, había que ver más allá de la fachada exterior y descubrir que detrás de las decenas y decenas de crueles cabezas de la Hidra amarilla de aliento fétido, se esconde una gran cabeza rectora con un perverso cerebro.

Tras este trabajo y otros once más, Hércules siguió derrotando a monstruos y gigantes. Algunos estudiosos de la mitología cuentan que en sus últimos días el héroe se refugió en tierras de lo que siglos más tarde fue la provincia de Cádiz. Quizás acabó reencarnándose en el espíritu de alguno de los muchos huelguistas luchadores en defensa del transporte público de Jerez de la Frontera. Y quizás por eso los jerezanos detestan el color amarillo.


Aviso: todas estas fotografías están disponibles para el público en internet. Pueden encontrarse en las páginas de ayuntamientos o informativos municipales www.jerez.es, www.doshermanas.es, http://uvitelonline.com/utrera, en las páginas de los periódicos www.diariodejerez.com, www.lavozdejerez.es y http://www.andaluciainformacion.es/portada/?i=18&f=0 y en perfiles de facebook sin privatizar. 

1 comentario:

  1. "Y como un legendario héroe, resurgirá, en la segunda luna de esta primavera y acabará con el monstruo...".


    EL ORACULO

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