jueves, 8 de marzo de 2012

En agosto, el Ayuntamiento del PP se planteaba rescatar el Transportedel contrato

Esta noticia tiene OCHO meses. Desde entonces, nada ha mejorado. Al contrario. El servicio de transporte público urbano ha vivido 17 semanas de huelgas por impagos premeditados de salario y se encuentra en coma y al borde del colapso por la negligente e imprudente gestión de la empresa Urbanos Amarillos, que no renueva flota, no repone piezas, no pasa ITV, no realiza controles preventivos, no repara averías, etc., etc.

Si en agosto de 2011, el Ayuntamiento del PP se planteaba la resolución del contrato y el rescate del servicio, ¿creen la Alcaldesa y sus concejales que ocho meses después hay menos motivos para hacerlo?


lavozdigital.es 

Urbanos Amarillos suma irregularidades que pueden llevar al rescate del servicio

El Ayuntamiento ya tiene constancia de las faltas cometidas, varias calificadas de muy graves, pero aún no ha habido sanción

02.08.11 - 00:51 - 
Hace apenas nueve meses que Urbanos Amarillos, la actual empresa a cargo del transporte público en Jerez, desembarcó en la ciudad para tomar el testigo que dejaba Cojetusa, y poco más de tres desde que se firmara la concesión definitiva para los próximos 15 años. Sin embargo, en este tiempo la gestión del servicio no solo no ha mejorado, sino que a día de hoy la concesionaria incumple sistemáticamente buena parte de las obligaciones recogidas en el pliego de condiciones en materias que van desde la flota de vehículos, el número de viajeros o la relación con la plantilla que heredó.
No en vano, el pliego de la concesión administrativa al que ha tenido acceso este medio deja pocos flecos sueltos o abiertos a la interpretación, y por si fuera poco incluye incluso anexos con especificaciones técnicas respecto a los autobuses y las exigencias de calidad que deben cumplir.
De esta forma, y según la información a la que ha tenido acceso este medio, Urbanos Amarillos está cometiendo faltas que van de las más leves a otras calificadas por el pliego de condiciones como muy graves, incumplimientos de las que se está informando periódicamente al Ayuntamiento -a veces por parte del mismo comité de empresa- y que no han acarreado por el momento ninguna sanción, aunque sí ha habido escritos por parte del área de Movilidad a la dirección de la compañía informándoles de que algunas de las decisiones tomadas van en contra de lo acordado.
Hay que recalcar, además, que aunque aún no se ha dado ningún paso al respecto el acuerdo firmado con la nueva concesionaria establece penalizaciones que van desde los 100 ó 400 euros al día por las menos importantes hasta multas de entre el 10 y 15% del importe anual del contrato, además de la resolución de la concesión.
Respecto a cuáles son las actuaciones susceptibles de ser sancionadas o los incumplimientos detectados, uno de los más evidentes es respecto al parque de automóviles, ya que el pliego deja muy claro que para cubrir el servicio debe haber como mínimo 40 autobuses, al tiempo que el anexo técnico incluye que debe haber el equivalente de un 10% del total de vehículos en activo como reserva.
Sin embargo, hoy por hoy en los días laborales apenas salen a la calle 38 coches, y como mucho hay otro par en no demasiado buenas condiciones que si es necesario se ponen en funcionamiento.
Un vistazo a las cocheras de Urbanos Amarillos pone de evidencia la situación y el mal estado de la flota: al menos 18 autobuses viejos están aparcados con lunas retiradas y el motor abierto para poder ir retirando piezas que se encajan en los que todavía están en circulación. Ayer mismo, incluso uno de los cuatro nuevos vehículos -los rotulados en azul y blanco- que llegaron a la ciudad en el mes de mayo tuvo que ser enviado a Sevilla para arreglar una avería.
De ahí que se pase al siguiente incumplimiento, que es el de la obligación de mantener el buen estado de la flota. Y es que los coches no cumplen «rigurosamente todas las condiciones exigibles en materia higiénico-sanitaria y de limpieza», como establece el artículo 7 de la base 24, sino que no tienen letreros automáticos -últimamente se rotulan a bolígrafo- que identifiquen la línea o aire acondicionado, cuando el anexo técnico lo exige y recoge que es básico «en una zona donde se alcanzan temperaturas extremas de 40 grados».
Ese anexo también habla de «limpieza escrupulosa» y de la obligación de renovar continuamente la flota. Es más, requiere que la edad máxima de los autobuses sea de ocho años, y que la edad media de todo el parque móvil sea de apenas cinco años, lo que en el caso de Jerez se sobrepasa de lejos.
No solo el estado de la flota
Otra exigencia del pliego de la concesión administrativa que no se está cumpliendo es la de que hay que mantener la cifra anual de viajeros por encima de los 5,6 millones de usuarios, cuando los últimos datos dados a conocer por el propio ejecutivo local hablaban de apenas 4,5 millones. El dato es demoledor, sobre todo si se tiene en cuenta que antes del año 2000 había casi 10 millones de pasajeros, y que 2,5 millones se han perdido solo en los dos últimos años.
También hay requerimientos referidos al personal que no se están cumpliendo. Una de ellas, y cuya infracción puede acarrear una sanción por falta leve, es el hecho de que los conductores de los autobuses y el resto del personal deben ir perfectamente uniformados, y para ello la empresa debe facilitarles «los equipos y los medios». Sin embargo, desde mayo de 2010 los trabajadores entonces de Cojetusa, y ahora de Urbanos Amarillos, van vestidos de calle. Primero fue por una protesta laboral, pero desde el comité de empresa dejan claro que desde la llegada de la nueva empresa no se les ha facilitado la ropa.
La puntualidad de los autobuses también es de obligatorio cumplimiento para evitar «el grave perjuicio o la distorsión del servicio» de los retrasos. Sin embargo, tal como han denunciado ya desde el comité de empresa la espera mínima en parada en Jerez es 15 a 20 minutos, y la máxima puede llegar a la hora.
Son sin duda todo un rosario de faltas entre las que hay que detener la mirada sobre todo en las que se califican de muy graves, ésas que podrían llevar hasta a la ruptura del contrato y que van desde la acumulación reiterada de irregularidades a cuestiones como no comprar vehículos. Sin olvidar la prohibición a la empresa de subarrendar o subcontratar parte del servicio, algo que ya ha ocurrido con departamentos técnicos -la limpieza o el arreglo de los aires acondicionados- sin que se haya pedido la autorización municipal como recoge el pliego.

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