miércoles, 7 de marzo de 2012

HISTORIA DE UN DESPROPÓSITO (I)

CRISTÓBAL ORTEGA Y JORGE MIRÓ EN LA VOZ DEL SUR
Desde que se hizo cargo del servicio de manera transitoria en octubre de 2010, la historia de la empresa Los Amarillos en Jerez como concesionaria del transporte urbano no ha podido ser más desastrosa. Usuarios y trabajadores sufren las consecuencias de una entidad que no ha demostrado solvencia, ni económica ni técnica, para sacar adelante un servicio importantísimo en una ciudad como la nuestra.
Con su plantilla en una huelga casi permanente, con vehículos que se caen a pedazos y con el descontento generalizado de los usuarios, cuyo número, por cierto, no deja de bajar, la situación se ha hecho ya insostenible. Urbanos Amarillos no está cumpliendo con sus obligaciones, recogidas en los pliegos de condiciones, y el Ayuntamiento, atado de pies y manos ante su asfixia económica, ya ha advertido la imposibilidad de rescatar o municipalizar el servicio.
El rescindirles el contrato y buscar otra empresa que sea solvente tampoco es fácil. El gobierno municipal negoció a finales del año pasado con Alsa, si bien la cosa no fraguó ya que, entre otras cosas, esta empresa seguía con su intención de no asumir a la plantilla ni su convenio colectivo, algo que ya había dejado claro cuando se presentó en UTE con Linesur para hacerse con la concesión del servicio en septiembre de 2010.
Queremos aquí, no obstante, echar la vista atrás, recordar la evolución del transporte urbano en los últimos 15 años, desde los buenos tiempos hasta el comienzo del declive, para comparar así lo que ha sido y lo que es en la actualidad este servicio en la ciudad.
 Corría el año 1995 cuando Cojetusa (Corporación Jerezana de Transporte Urbano S.A) releva en la concesión del autobús urbano a Transportes Aura. José María Romero, presidente del comité de empresa, recuerda aquellos años. “En dos días Cojetusa trajo 39 Mercedes 405 más otros ocho Scania. Fue una renovación total”. Entre los nuevos vehículos y otros ocho que se mantenían en buen estado y que asumió de la antigua concesionaria, la flota de autobuses se situaba en los 55.
“Cojetusa levantó el servicio en Jerez -incide Romero-. Teníamos los mejores vehículos y además la empresa mantenía un gran trato con los trabajadores, lo que repercutía en el servicio, que era de una calidad total”.
Que el autobús urbano estaba de moda lo decían las cifras, que subían año tras año. En 1998, el mejor de Cojetusa en Jerez, se rozaron los 10 millones de pasajeros. Éstos, además, no dudaban en alabar el servicio que se les ofrecía. De hecho, la Unión de Consumidores publicó aquel año un informe de un estudio que hizo en Jerez, Almería, Córdoba, Huelva, Málaga y Sevilla, donde el servicio de autobús jerezano era el que mejor nota sacaba (8,7 puntos sobre 10). Así, 450 jerezanos puntuaban con la mayor nota el cumplimiento de los horarios; la seguridad; el trato del personal; la relación calidad-precio; el número de paradas por línea; el trazado de líneas de la red; la frecuencia de las mismas y la cobertura a los puntos de mayor comunicación.
Sin embargo, los días de vino y rosas no durarían siempre. “Con el comienzo de las obras por la ciudad, sobre todo las de los párking, que obligaba a dar muchos rodeos, empezó la caída de usuarios, que ya empezaban a aburrirse de dar vueltas”. ¿Qué pasó? “Que cuando se le puso trabas al transporte, Cojetusa cambió la estrategia. Los cortes de calles y las obras obligaban a hacer más kilómetros montando a menos pasajeros. Es entonces cuando se empieza a exigir subvenciones al Ayuntamiento, y en lugar de dar calidad y buen servicio, ya se cambia la estrategia y se trata de hacer más kilómetros, se monte quién se monte, ya que el Ayuntamiento los tenía que pagar”.
Pero el Ayuntamiento empezó a dejar de cumplir con la empresa, sobre todo después de la faraónica y muy costosa reforma del circuito. Así y todo, José María Romero señala que entre el por entonces alcalde Pacheco y la empresa había buena relación. “El Ayuntamiento no pagaba, pero se iban contentos. Además, aunque se empezó a generar deuda, Cojetusa la seguía admitiendo”.
Pasan los años. En 2006 se prorroga por 12 años la concesión de Cojetusa, que adquiere 15 vehículos para renovar otros tantos, manteniéndose la flota en 55 vehículos. En 2007 hay cambios en la dirección de Cojetusa y entre empresa y plantilla se produce un acercamiento después de varias huelgas. Sin embargo, la relación con el Ayuntamiento empieza a enfriarse. “Ya Pilar Sánchez no escucha ni atiende a los directivos de Cojetusa y es cuando empieza el caos y la dejadez de la empresa en el servicio”, afirma Romero.
Así hasta que llegamos al verano de 2010. En junio llega la ley concursal, justificada en los problemas económicos que presentaba la empresa como consecuencia de la falta de pago del Ayuntamiento. Y es que, desde finales de 2008 la deuda municipal se había incrementado en más de nueve millones de euros, llegándose a unos retrasos de 27,5 millones de euros en total, sin incluir los intereses, sucediéndose desde verano de 2009 problemas a la hora de cumplir tanto con su plantilla como con sus proveedores y organismos como Seguridad Social. Aún así, Romero señala que “ni siquiera en Ley concursal se dejó de realizar el servicio y, además, se mantenía y arreglaba la flota”.
A principios de septiembre de ese año, La Junta de Gobierno Local del Ayuntamiento apobaría la resolución del contrato con Cojetusa, así como el pliego de condiciones para la contratación, mediante un procedimiento negociado de urgencia, de la gestión del servicio público de transporte por un periodo transitorio. Se cerrarían así 15 años de historia en Jerez de Cojetusa y se pondría la primera piedra para la llegada de Los Amarillos a la ciudad.
FOTOS: Cristóbal Ortega

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